MI HERMANO ODON:

A Nosotros nos Hará Falta Siempre

Por NESTOR DE BUEN L.

Revista IMPACTO No. 1715, 12 de enero de 1983

ODÓN fue siempre mi hermano mayor. Pero que conste que esto que digo no es una barbaridad, una especie de pleonasmo histórico. Porque, por ejemplo, Jorge, que nació después que yo, desde que se jubiló y a partir de sus canas y de su vida definida, con objetivos claros, con Pacita, nuestra hermana, es en cambio intemporal. Ella es eso: nuestra hermana es verdaderamente importante que lo sea.

Ahora Odón nos ha jugado una mala pasada. En el fondo lo hizo por presumir un poco, y también un poco por actuar. Simplemente decidió que para siempre conserváramos su imagen de hombre al que le sobraban, en su enorme vitalidad, muchos de los sesenta años que acababa de cumplir el 6 de octubre. Y se fue así, como si nada pasara, con su eterna juventud y liderazgo y ganas de seguir empezando a hacer cosas nuevas, a intentar nuevos caminos. Y a lo mejor es eso precisamente lo que hizo: abrir nuevos caminos...

Eso de ser hermano mayor es una cosa muy seria: Cuando éramos niños: hace apenas unos días, yo lo seguía a todas partes tratando de imitarlo en todo. Eso lo fastidiaba mucho pero a fin de cuentas llegó a tolerarlo porque su vocación era precisamente la de dirigente y no le estaba mal llevar pegado, aunque sólo fuera un dirigido.

De nuestra estancia en Sevilla donde Jorge y yo nacimos, recuerdo muy poco. pero ya en Madrid, cuando vivíamos en el Barrio de Salamanca, en Diego de León casi esquina con Príncipe de Vergara, que ahora ha vuelto a serlo a costa del general Mola, íbamos Odón y yo juntos al Liceo Francés de Madrid, por la Plaza de las Salesas, junto al Tribunal Supremo que para nosotros era la oficina de muestro padre. Y en las tardes o los fines de semana. nos íbamos andando tan campantes a casa de los primos, en la colonia Cruz del Rayo, que hoy queda por el Viso.

La guerra se había iniciado con noticias intolerables. El abuelo Odón de Buen, insigne científico, estaba preso en Palma de Mallorca. Después él y la abuela Rafaela serían canjeados por los hermanos de José Antonio Primo de Rivera. Nuestro tío Sadi, médico destacadísimo, miembro del Partido Socialista, había sido fusilado por las fuerzas franquistas con pretextos absurdos. La noticia la supimos poco a poco, a pedazos. Ello nos unió aún más con sus hijos, hoy todos en México: Sadi, Oscar, Bertha y Ana María, quienes, durante los años siguientes, en España y más allá de sus fronteras, y en nuestra casa mexicana hemos mantenido una estrecha relación. Y en su residencia provisional de Barcelona, con los abuelos y los otros: Maricarmen y Fernando. Hoy también mexicanos esenciales seguimos entonces nuestros juegos infantiles, pero ya dominados por la guerra y la política. La aprendimos muy pronto.

El exilio a Francia, iniciado a fines de 1938 con destino inmediato a un bello pueblo del Pirineo Oriental: Banyuls sur-mer, nos pondría en contacto inicial con la cultura francesa, primero con una viejecilla que daba clase a chiquillos y que a los cuatro hermanos nos enseñó los principios del idioma. Después fueron Toulouse y París. A la capital increíble llegamos el 13 de julio de 1939. la víspera de la fiesta francesa por excelencia que ese año festejaba el ciento cincuenta aniversario de la Revolución.

La vida en Paris fue enormemente interesante, no obstante las vicisitudes económicas de la familia y la incertidumbre respecto al futuro. Asistíamos a liceos. Jorge a algún colegio menor. En septiembre el inicio de la Segunda Guerra Mundial y en junio de 1940, ya derrotado el ejército francés, iniciamos el segundo exilio, ahora a México.

No fue tampoco fácil el principio de nuestra vida mexicana. Incorporados de inmediato al Instituto Luis Vives, conocimos de las estrecheces del propio instituto incapaz muchas veces de pagar sueldos a los profesores.

Odón, como no podía ser menos, era todo. Dirigía la obra, que previamente había seleccionado. En los ensayos, generalmente llevados a cabo en algún salón del instituto, era el exigente dictador. Por supuesto que el tenía a su cargo el papel principal y era el soldado en “La guarda cuidadosa” de Cervantes, o el extrovertido protagonista en ese prodigio de entremés que es "Los habladores” o “El médico a Palos” de Moratin, el preso político que regresa a casa, de Max Aub, o el castizo en algún juguete de los Quintero o de Arniches. Los demás repartíamos el sobrante. Y sus damas jóvenes podían ser nuestra hermana faz. o Mimín Aub o Aurora Molina, esa voz prodigiosa en nuestro teatro actual.

El deporte también ocupó una parte importante de la Vida de Odón. Por aquellos tiempos fundamos el "Madrid que después sería uno de los tres equipos base en el nacimiento de la primera Liga Española de Futbol que presidiría Secundino Castillo. Y era fama el coraje de Odón como defensa impetuoso y su enorme deportivismo.  En cuanto se armaba una bronca y ello era más que frecuente entre jugadores españoles, Odón se colocaba en medio para calmar los ánimos y más de una vez le tocó algún golpe destinado a otro. Pero no perdía la ecuanimidad y acababa por convencer a unos y a otros de las bondades de la paz...aunque, a veces, un poco agresivamente.

En 1942 Odón inició sus estudios de ingeniería mecánica y eléctrica en el Palacio de Minería. Allí conocería a quienes fueron sus amigos de siempre: Luis Palacios Hammeken, Oscar Rochin, Juan Selliger, René Lesch, entre otros. Después, trabajaría efímeramente en la Comisión Federal de Electricidad, entonces apenas recién nacida, realizando trabajos de levantamientos topográficos en el Estado de Chiapas. Conocimos entonces, en el relato de sus aventuras. los nombres sonoros de Chiapa de Corzo y Pijijiapan. Más de cuarenta años después he tenido la suerte de convertir en experiencia mi contacto con ese Estado increíble.

De la Comisión Federal de Electricidad pasaría Odón a la Compañía de Luz y Fuerza Motriz, donde era alto funcionario, si la memoria no me engaña, don César Pedrazzi, tío de Luis Palacios Hammeken. fue quien le consiguió la chamba. Sus primeras tareas las llevaría a cabo en alguna planta dentro de la ciudad, por el rumbo de Nonoalco.

Compraría entonces su primer automóvil viejo Packard Coupé, en el que yo aprendí a manejar.

En 1950 Odón conoció a Ruth con motivo de la celebración de un Congreso por la Paz que se celebró en México. Ella era una de las integrantes de la delegación norteamericana. De origen mexicano: sus apellidos son Rodríguez Martínez, venia por primera vez a México. Fue un amor a primera vista, Se trataron poco menos de una semana y al cabo de unos meses de correspondencia decidieron casarse.

Odón se trasladó a Santa Fe, Nuevo México y allí contrajeron matrimonio el 8 de abril de 1951. La familia de Cuca, presidida por el padre: un hombrón tierno, afectuoso y por su segunda esposa e integrado sus hermanos, recibió a Odón con los brazos abiertos. Hoy forman parte, algunos en el recuerdo y otros en una realidad muy próxima, de nuestro mundo íntimo. (NOTA: Odón y Ruth se casaron en Berkeley, California).

La economía familiar era precaria. Nuestro padre había fallecido en 1945 y los dos hermanos mayores contribuíamos al gasto común con nuestros exiguos ingresos. Odón y Cuca se instalaron en un modestísimo departamento. Pero después, gracias a que fue destinado a la planta de Necaxa, en alguna de las bellas casas de madera de "La Mesa en la zona residencial que los ingleses de la antigua Mexican Light and Power. Co., construyeron, pudieron un hoyar sencillo pero bello en el que el buen gusto de Cuca fue la aportación esencial. Ya habida nacido Patricia y después vendrían Odón, Pablo, Luis Eduardo y Ricardo.

En aquella época Odón recibió las enseñanzas de quien fue su gran maestro en el trabajo: el ing. Jorge Luque, prodigioso dirigente, hombre implacable que formó a toda una generación de grandes técnicos en la electricidad. Y aprendió a generar, transformar y conducir energía con quien, como él mismo después, hizo de la energía un rito.

El Ing. Luque vivió y murió en el vértigo de la velocidad, pero dejó una escuela que constituye su mejor homenaje: Roland Polenz, Odón, Jacinto Viqueira, Enrique Villanueva y ahora Felipe Curcó.

Sin ellos no se entiende hoy el formidable desarrollo eléctrico del país.

Junto a la actividad en el trabajo, Odón inicio las tareas académicas. Ingresaría como profesor a la Facultad de Ingeniería de la UNAM. a la que quedaría vinculado hasta el último momento. Después de su jubilación en la Compañía de luz y de los tres en que asumió la enorme responsabilidad de la Subdirección General de la Comisión Federal de Electricidad, apoyando la gestión importante de Arsenio Farell. Se incorporó en forma total a la facultad donde era ahora jete de la División de Ingeniería Eléctrica, en contacto estrecho con su alumno y hasta hace muy poco tiempo director de la facultad, Javier Jiménez Espríu. Las tareas administrativas las alternaría con la docencia y la investigación. Aun corren en el Canal 5 sus grabaciones sobre temas de ingeniería eléctrica que resulta grato ver.

Pero Odón no era solo hombre de trabajo. Imbuido de una profunda angustia social, ejerció una labor definitiva en el Sindicato Mexicano de Electricistas, luchando denodadamente en contra del contratismo. Solo abandonó el sindicato al ser designado director de construcción de la compañía, pero mantuvo con los trabajadores una relación estrecha muchos de ellos acompañaron al final.

De todas sus actividades Odón consideró la de mayor importancia la electrificación de Ciudad Netzahualcóyotl. Allí luchó contra todo e impuso disciplinas que fueron más allá de la que permitía su jerarquía. Era una labor eminentemente social en la que volcó su esfuerzo, su sensibilidad y su inteligencia y su enorme energía.

La personalidad de Odón no se definiría del todo si no señalara su enorme afición por la música y sus grandes dotes de cantante. Era un excelente barítono que estuvo a punto, a no ser la exigente reclamación de nuestro padre, de abandonar la ingeniería por la música y el canto. Pero además, tenía visos de poeta. El romanticismo no le resultaba extraño.
Es curioso. Ahora, al quedar transformado en vapor de agua y en cenizas, Odón vuelve a la naturaleza y puede crear de nuevo energía. Quizá mezclado con el agua de una presa, tal vez paisaje del valle de Cuernavaca que tanto amó. Eso propiciaría un nuevo y permanente encuentro. En realidad. A nosotros y a tantos hermanos menores que ha dejado: amigos, compañeros de trabajo. obreros y alumnos, nos hará falta siempre.